Por ejemplo, ya se ha mencionado a los coches autónomos: el pasar de un modelo como el actual basado en la adquisición de un coche -caro y contaminante-, que está parado más del 95% del tiempo y que ocupa un espacio excesivamente grande para la utilidad que le damos, a otro modelo en el que llamemos a un coche autónomo que pertenezca a una gran flota de vehículos, lo usemos
"alquilándolo" temporalmente y, tras dejarnos en nuestro destino, siga recogiendo clientes, yendo de forma autónoma a un aparcamiento fuera de las ciudades cuando requiera ser revisado o en valles de demanda, puede transformar drásticamente nuestras ciudades: a pesar de la superpoblación a la que ha llevado el desarrollo humano, imaginemos nuestras calles sin coches aparcados, sin polución debido a éstos, con apenas un 5 o un 10 por ciento de los vehículos actualmente en circulación. Imaginemos convertir todo el espacio que actualmente ocupan los vehículos estacionados en parques, o en aceras más amplias...