Algunas aplicaciones típicas de este tipo de algoritmos son:
- Segmentación de clientes en grupos. Una vez el algoritmo ha identificado los grupos de clientes "parecidos", un posterior análisis manual puede identificar qué características de cada grupo pueden ser explotadas desde un punto de vista comercial, por ejemplo, y adaptar la estrategia de ventas a cada uno de los grupos.
- Análisis de compras. Estos algoritmos son frecuentemente denominados "de análisis de cesta de la compra" pues tienen como objetivo el encontrar asociaciones en los productos que permitan predecir con qué probabilidad se comprará un producto B si se compra un producto A. Esta información puede servir para orientar la política comercial del vendedor.
- Detección de anomalías, por ejemplo, movimientos bancarios sospechosos de ser fraudulentos, o material producido que no cumple con los estándares mínimos de calidad.